hace unos días fui a la inauguración XII Encuentro del mundo de la
cultura, organizado por la sociedad de escritores de Chile, y me sentí
tan completamente fuera de lugar. Claro, considerando la edad promedio
de los participantes y asistentes, era bastante natural, pero algo más
me llamó la atención: me di cuenta que soy completamente intolerante a
todo acto que huela a revolución. o sea, en resumen, debo estar
convirtiéndome en conservadora de la nueva escuela.
lo pude comprobar porque en medio de la ceremonia, un grupo de gente
que me pareció de lo más desubicada (me imagino diciendo estas cosas de
una manera tan abc1 que me da vergüenza admitirlo) comenzó a protestar
por los nosecuántos años de presos políticos y de mapuches nosecuantíto.
me sentí como en esas sesiones del Congreso donde van a protestar los
pueblos originarios que interrumpen a cada rato. siento que las
instancias no se aprovechan, que el respeto no existe porque en Chile,
el que grita más fuerte es el que tiene la razón, que todo se agarra
para la chacota y que soy una amargada en potencia por decir todo lo
anterior.
sucede que me irritan las interrupciones, los quiebres de programas
escritos en trípticos y los cambios inesperados. debe ser por eso que
puse una gran cara de desaprobación cuando el discurso de los “anti
sistema” finalizó, y por fin pude concentrarme en lo que hablaba Pepe
Sánchez (un escritor cubano que no sale en google) o en lo que tocaban
la sinfónica de no sé dónde. si yo fuera de esas mapuches descontentas,
escribiría un comunicado, levantaría a las masas cual martin luther
king, o qué sé yo, pero no me iría a meter a cuanta reunión con cámaras
exista para llamar la atención por ser una maleducada.
ya, basta de post con aires de menopausia prematura. desde el próximo trataremos puros nudos adolescentes.
No comments:
Post a Comment