Thursday, December 29, 2005

Corto.

Stf se va a poner a trepar pronto. Empiezo a repartir historias el año que viene.

Friday, December 23, 2005

Recortes Navideños.

I


Queda un día para que esta casa huela a papas duquesa y a un rico helado, o la invención del año. Para que el piso del living se llene de papel de regalo y para que las tarjetas se caigan al suelo. Para que escuchemos el Jingle Bells bajado del computador y para que conversemos lo que nunca hacemos en la mesa, porque no comemos en la mesa. Somos un autoservicio, un buffet de familia. En Navidad, al menos, nos juntamos las cuatro mujeres habitantes de la casa a comer algo rico y quizás sin peleas. Al ritmo - también - de un midi inquieto que nos ofrece ese árbol verde, situado al lado del teléfono. Puedo ver mis regalos, a contraluz. Sé lo que son, pero es bonito cuando pones cara de sorpresa y alegría. La verdad es que me gustan, han acertado, lo sé, si tampoco me desconocen tanto. Mal que mal, vienen tratando de desenmascararme desde que nací. Es que yo tampoco soy tan difícil de entender, pero si tuvieran más paciencia esta familia no se habría venido abajo como lo veo venir desde que empezó el siglo. Me cansan los interrogatorios de preguntas que no quiero responder, pero me es fascinante cuando hablan de cosas que me interesan y que ignoran. Llamé la atención durante mucho tiempo de millones de formas, ahora me encontré. Supe qué era lo que tenía que hacer y cómo lo iba a hacer. Agradezco ese gen "llevador de ideas" que llevo inyectado por alguna de mis mitocondrias, no sé, nunca fui buena en biología como mamá.



II

Otra vez es Navidad y cada vez tengo el corazón más pequeño. La curiosidad me mató al viejo del traje rojo hace mucho tiempo. Nunca me crei ese cuento y no por ser más inteligente que el resto, sino que porque yo tenía la leve sensación de que el señor te traía exactamente lo que querías. Y a veces yo pedía cosas abstractas, intangibles, y no llegaban. Entonces fue ahí cuando me di cuenta que el señor aquél no existía, pero que era lindo pensar (bobamente) que había alguien que, a pesar de todo, te iba a entregar lo que querías si luchabas por ello. Era como creer en un Dios, el creer en el viejo de Navidad. Por eso hay tanto niño esperanzado. Vi en las noticias, hace poco, que algunos niños en el campo no sabían nada de la Navidad. Los padres preferían aislarlos de aquello para que no sufrieran si no recibían un regalo consistente en la Barbie más moderna o en el autito a control remoto más choro. Y después llegaban a la ciudad, y pensaban que lo que los papás habían hecho era lo peor de la vida. El negarles la posibilidad de creer, y por pura venganza, desde el primer momento trabajaron horas extra para que sus hijos tuvieran sus regalos. Que comieran frutitas con crema de postre y que el computador última generación no les faltara cada año. Y al final se dan cuenta que era mejor no haberles dicho nada.


III

A veces celebramos la Navidad en la mañana, a la manera americana. Con panqueques y leches con chocolate y cara de trasnoche. Abriendo los regalos en pijama porque mamá había estado de turno en la noche. Con el queque y el pie recién sacados del horno, con el olor a naranja más profundo y dulce que habían olido hacía años. Mamá llegaba, con su uniforme de enfermera y cara de haber atendido a media ciudad, se servía un té y enrollaba su panqueque. Le echaba manjar en las orillas, como los cuchuflíes que venden en la calle. Me decía que era mejor comerse eso a hartarse con el azúcar, mientras yo rellenaba mi panqueque, que ya estaba bastante gordo y en vías de romperse.
Y era un desastre todo eso, porque al final, terminábamos nuestra odisea culinaria a eso de la una de la tarde, y el hambre del almuerzo recién llegaba a las seis, y todos los platos sucios se encontraban aún apilados en el el lavaidém, sin intención alguna de ser enjuagados para una nueva comida. Creía que podía quedar un resto de crema chantilly en el refrigerador, pero nos habíamos comido todo. La Navidad ya llegaba a su fin y yo me la comía a cucharadas. Casi como el manjar.

Tuesday, December 20, 2005

CocaCola es la marca oficial de mi falla ocular.

Anoche soñé que protagonizaba un comercial. En él, era una escritora famosa que auspiciaba una nueva variedad de Coca Cola: Coca Cola Energy. Señalaba que ningún café era tan potente y eficaz como esta bebida, que para captar las imágenes literarias necesitaba estar despierta. Qué publicidad más mala. De hecho, creo que al momento de beberme el vaso, me atraganté un poco. Un desastre. Ni en los sueños puedo ser winner.
Ahora me voy a ver a la oftalmóloga, quien seguramente ( y con justa razón) me retará por lo poco que he usado mis anteojos. Es cierto, no lo uso cuando salgo con mis amigos y antes no los ocupada por ningún motivo. Creo que es un avance. El año pasado, cuando me probaba un suéter en una tienda de liquidación, los pisé. Accidentalmente, claro. Si hubiese tenido un berrinche me habría mordido los labios o qué sé yo. El caso es que, desde ese momento, nunca volvieron a su posición original y ahora escribo con unos anteojos formando una perfecta línea oblicua.
Me gusta ir al doctor. Quizás, porque casi nunca voy. En casa estamos acostumbradas (sí, porque acá solo viven 4 mujeres y un perro) a recibir los remedios de mamá y casi nunca pisamos un box. Solo cuando estamos realmente mal. Cuando mamá ya no sabe qué diablos tenemos, es momento de ir al hospital y conseguir muestras gratis.
La verdad es que es bastante molesto no ir al doctor. Especialmente porque ahora me duele la amígdala izquierda y debe de estar del porte de mi puño, y los antisépticos bucofaríngeos no me calman nada y huelen/saben mal.
Enfermedades de verano, se supone que una debe pasarla bien y todo eso. ¿Pero cómo pretenden que pueda divertirme si apenas puedo hablar? Debe de haber sido la CocaCola del sueño. Nunca más bebo una.


Saturday, December 17, 2005

blog

no permitas que Stf caiga en las redes maliciosas de fotolog.

Monday, December 12, 2005

Lo que Odio.

Odio creerme las mentiras.
Odio a Juan José Lavín.
Odio dormir sin sueño.
Odio los cines en la noche.
Odio los condones inflados.
Odio la tele abierta en fin de semana.
Odio las reuniones familiares.
Odio las pausas comerciales.
Odio no saber mentir.
Odio los tacos para anotar recados.
Odio a Feria del Disco.
Odio el olor a cigarro.
Odio el café.
Odio el chocolate.
Odio la comida mexicana.
Odio el mar.
Odio a los arribistas.
Odio que la tele nos trate de idiotas.
Odio ser la última en enterarme.
Odio los chistes de doble sentido, nunca los entiendo.
Odio a Andrea Molina.
Odio las líneas 800.
Odio las voces al teléfono.
Odio especular.
Odio las radios para la dueña de casa.
Odio el logo de ViaX.
Odio no saber leer comprensivamente.
Odio mi insomnio.
Odio las luces intermitentes.
Odio las horas interminables.
Odio las cadenas de mail.
Odio al Papa.
Odio la homofobia.
Odio mtv.
Odio a los controles remotos.
Odio el silencio cuando quiero ruido.
Odio el ruido cuando quiero silencio.
Odio a María José Quintanilla.
Odio los bloqueos mentales.
Odio ser una consumista sin remedio.
Odio las películas de Disney.
Odio las moralejas de las fábulas.
Odio las sandías.
Odio las revistas "para adolescentes"
Odio los colegios de monjas.
Odio la música disco.
Odio el reggetón, obviamente.
Odio los colegios con nombre de gentilicio.
Odio los estadios.
Odio no saber tocar batería y no ser Meg White.
Odio el gas licuado.
Odio Internet Explorer.
Odio los prólogos.
Odio los álbumes de láminas que nunca pude completar.
Odio a Carrot Top.
Odio a Ronald Mc Donald.
Odio a Penélope Cruz.
Odio el protocolo.
Odio ver comer a la gente con la boca abierta.
Odio que los artistas no vengan a Chile.
Odio la avaricia.
Odio el SPM.
Odio las pruebas sorpresa.
Odio el sol en los ojos.
Odio mis constantes dolores de cabeza.
Odio los sismos.
Odio las coincidencias.
Odio la muerte.
Pero sobre todas las cosas...lo que más odio en el mundo, y quizás sea lo más estúpido de todo, es que me digan cállate.

Lo que impidió postear una vez por hora.



mi ida al colegio
mi fracaso de calificaciones
mi almuerzo engullido
me sacaron de casa
mi estómago en la mano
mi pelo recién cortado
mi lemon pie recién comido. está bien, está bien, mi pie de limón recién comido.


Y es que cuando la vida se confabula en contra de uno, lo logra. No importa, una se encarga graciosamente de devolverle la mano a la existencia perdida. Mi profe de Lenguaje nos hablaba de la tragedia griega, en la que los protagonistas luchaban contra una fuerza que, inexorablemente, acabaría por vencerlos. Y que el elemento de la coincidencia o la suerte, no podía existir, pues era la fuerza del destino la que haría que los hechos ocurrieran de forma inevitable. No sé si mi vida sea una tragedia griega, solo sé que en esa prueba me fue como a alguien que le gusta Lenguaje pero no estudió y durmió mal.

Por otro lado, estoy de vacaciones. Lo que implica que debería estar descansando y durmiendo hasta tarde. Pero ha sido otra la historia. El sábado, desperté a eso de las 9, como de costumbre; el domingo (por las elecciones) desperté a las 6:30 am, y hoy, porque tenía que ir al colegio, tambien por esas horas. Las secuelas son un dolor de cabeza intenso y una mano rota. No fracturada, rota. La rutina me aterra y ahora debería estar posteando las 100 cosas que odio del mundo. Eso no se lo puede perder. Esto sí.

¿Y para qué quieres saber?

Hoy en La Serena hay como 20 grados Celsius. Es un día radiante y el sol ilumina a todos y a cada uno de los papayeros que se van al trabajo o al colegio. Quien sienta frío es porque le bajó la presión o porque está loco. Hoy me puse el beatle más abrigado que encontré y lo rellené con un sweater negro. Trendsetter? No. ¿Rebelde? No. Idiota, más bien.
Y si de idiotas hablamos, durante el transcurso de toda mi vida he estado recopilando preguntas inútiles que nunca quise hacer porque de por sí me miraban feo cuando decía cualquier cosa. Pero ahora, la oportunidad llegó. Con todo esto del cumpleaños del blog (sí, es hoy, salude, no sea maleducado), me tomé la libertad de preguntarle a todo el mundo algo que no tenía respuesta. O simplemente, es algo que alguien con un mínimo de coeficiente intelectual y algo de cachativa no preguntaría. Aquí van, aventúrese a hacer más e incluso, a responder a estas incoherencias:

¿Por qué la pasta de dientes nunca se acaba?
¿Por qué una se pone roja cuando habla por teléfono, si nadie te está viendo?
¿Por qué las manzanas son parientes de las rosas?
¿A quién se le ocurrió que hacer chistes de los gallegos era gracioso?
¿Por qué se masturban los hamsters?
¿Quién financia tanto producto fraudulento en los programas que promocionan máquinas de ejercicios?
¿Qué otro objetivo puede tener un candidato presidencial más que salir electo? (eso va para don Tomás)
¿Por qué la gente se mete a foros si tiene el Messenger?
¿Cómo es que los niños pueden creer que un roedor maloliente y desaseado les va a entregar dinero por una muela cariada?
¿Por qué la gente bebe en la calle si sabe que la van a meter presa?
¿Y si todo esto es un sueño de un loco fundador de la tierra y lo que comemos y vemos son solo proyecciones holográficas?
¿Y si la vida es como en The Truman Show y en realidad todos ustedes están contratados para una casa televisiva?
¿Qué pasa si, de pronto, Coca-Cola company se declara en bancarrota?
Dicen que los psiquiatras están locos, entonces ¿A ellos quiénes los atienden?
¿En qué lugar el Presidente de la República recibe su sueldo?
¿Por qué existen aún los colegios de solo un sexo?
¿Por qué existen los placeres culpables?
¿Cómo es posible, que, escribiendo tanta incoherencia, llevo en este año más de 1100 posts?

La última es quizás, la más difícil de responder.
Vuelvo a la Papaya Central, a buscar más material. Recortes, con.versando, y mucho más.
El auto 0 kilómetros ya se lo llevaron.
Ahora puede ganarse una casa nuevecita de paquete.

Sunday, December 11, 2005

Preludio.

Usted a mí no me conoce. Y yo a usted tampoco. Pero por alguna extraña razón o coincidencia (creencia ajena a mi persona, por cierto), se encuentra aquí, leyendo esta farsa.
En un par de horas, se viene una batahola de posts enérgicos conmemorando la fecha. Usted sabe, a la Stf le entusiasma esto del blog. Y no pude dejar pasar la fecha para regalonear al teclado.
Los próximos posts vienen cargados de nostalgia, humor, sonrisas, concursos para ganarse un auto nuevecito de paquete o en su defecto, una bolsita de té Club usada.

esté atento.

Si Stf Votara.

Pucha que es fome no votar en estos tiempos. Me habría levantado a eso de las 9 am para no ser elegida vocal y habría caminado a mi local de votación, aprovechando la falta de monedas y la escasez de locomoción colectiva. Habría pasado por la plaza (o como mi tía la llama, la Alameda), para ver qué tal lo pasan las parejas que desean hacerse algún cariñito antes de partir a las cámaras secretas que
más que hacerme sentir en una elección, me recuerdan al segundo capítulo de Harry Potter .
Siguiendo con mi recorrido, me habría embutido en una fila dominada por las faldas de mujer mayor con estampado floral o indio. Es lo que parece estar in esta temporada. Habría comenzado a reclamar porque dejaron pasar primero a la candidata, y la persona detrás mío me pediría groseramente que guardara silencio. La habría mirado con cara de control+alt+6, y luego le haría caso, porque por lo demás nadie me habría escuchado.
Después vendría lo más emocionante. Esos papelillos que la hacen sentir o con mucho poder, o con ganas de mandarlo todo a la remiércale por haberse sacado la ídem tratando de ganar lugar. Me metería torpemente a la cámara, quizás olvidaría cómo se llamaba mi opción, pero lo único que recordaba era que no empezaba con J, definitivamente no.
La presidenta de la mesa iría a buscarme a la cámara por mi torpe demora, que legalmente no puede sobrepasar el minuto ( y don Ricardo sí se pasó, injusticia)y yo depositaría mis votos en las cajoneras y saldría con aires de ganadora.

Pero menos mal que no podía votar. La verdad es que no habría tenido idea de por quién votar y habría comenzado a escribir en el papel que este blog cumple un año y que la peor forma de celebrarlo era con este asunto de las elecciones. Era mucho más ameno hablar del vuelo de la abeja reina cuando va de flor en flor, pero era más actual hablar de esto. Qué patético.

Pero si hablamos de patético, tenemos que hablar de la franja de la tarde hoy en la televisión. Justo en ese momento me decidí a dormir una siesta y se me ocurrió la brillante idea de prender el televisor. Estaba en el Canal13 y Luis Jara parecía desfasado en una escenografía parecida a cuando los alumnos de un colegio ponen papel higiénico alrededor de los árboles. Cambié a Tvn con desperanza y con la seguridad de que no encontraría algo mejor y no me equivoqué. Era Jorge Hevia! noooooooooooo. Es que ya es muy tarde para verlo y es demasiado mi trauma de haber nacido el mismo año qu BDAT como para seguir sintonizando a este pastelazo. Además que,(se han fijado?) la imagen de Tvn es tan fea. Tan de...canal regional sin presupuesto. Es como indecente que promocionen la próxima teleserie cuando medio Chile quiere saber cómo van las elecciones. Al menos yo quería saberlo.

En Chilevisión, daban Rec. - Otro más que se desfasó - pensé. Y más encima, como guinda de la torta, aparece mi conductora menos favorita de la televisión chilena, Isabel Fernández. Esa chica de aspecto me-creo-rebelde-pero-solo-me-alcanzó-para-verme-como-gokú-luego-de-una-descarga-electrica Es que nadie puede arrepentirse en cámara de no haberse inscrito. Nadie puede.

Así que me dormí. Y desperté pensando en que tengo que postear. Esto es un solo un preludio (eso va para el que no le gustó).

Friday, December 09, 2005

¿Ya se acabó?

Por fin. Esta es la última vez que tengo que hablar del colegio en el año. Se acabó todo. No más pruebas ni humillaciones. Tendré que repetir esto dos veces y será definitivo. Ahora tengo que volver. De hecho, el lunes tengo que ir a buscar unas notas y el No Logo que le presté al profesor de Lenguaje, pero ya lo peor pasó. Ahora finalmente me puedo concentrar en lo que quiero hacer sin una presión escolar de por medio. Puedo hacer los cambios del blog que tanto quise durante el año. Se viene una seguidilla de posts contando las horas previas al cumpleaños, un poco de publicidad-no-spam en los blogs amigos y unas cuantas otras cosas más. Libros, sesiones cinematográficas, viajes, televisión, internet, fanatismo y ocio en general, vengan a mí. Tienen derecho a apoderarse de mi tiempo por tres meses.

Hoy luego de terminar el colegio, fui al mall, fundamentalmente porque el Registro Civil queda ahí y tenía que sacar carnet por tercera vez, ya que de nuevo se me perdió. Mi primera cédula la tuve el 2003, y luego otra en ese mismo año. Por Dios que soy buena para extraviar las cosas importantes y propias, porque las cosas de los demás las cuido como hueso santo (eso va para la gente que me ha confiado sus pertenencias. Y no sé porqué, todavía no lo puedo resolver. La oficina pública estaba atestada de gente y yo con mi sweater del colegio. Estuve 45 minutos esperando sacarme una foto en una cámara que me gustaría tener. Mi hermana canta cumbia y yo trato de pensar en las respuestas al achunte de la prueba final de Lenguaje, que incluía una comprensión de lectura sobre Hamlet y un vocabulario de palabras que no estudié pero mágicamente, supe para esa ocasión.

En mi curso no hacen convivencias, ni amigos secretos, ni repollos con los cuadernos. Más bien, todos estamos unidos a la hora de preferir separarnos de nuevo. El profesor jefe llevó un hervidor y bolsas de té, y algunos llevaron el desayuno para compartir algo-que-sea. Creo que de ahí habré robado unas galletas Din-Don y un poco de sandwiches. Una cosita poca. Después recordé que en mi mesa había hecho una especie de counterback desde que faltaron 127 días para salir de clases. Y hoy tenía que poner un grande y gordo cero con un corrector que sorpresivamente duró todo el año. Curiosidades. El caso es que ya salí y que ahora me pondría a cantar la canción de Nino Bravo, Libre, pero es muy cebolla y es mejor poner la nueva de Madonna para no deprimirse y disfrutar estas fechas. Sorteé con éxito este año escolar 2005, aunque casi no me resulta.


Thursday, December 08, 2005

Quedan 4 días para el cumpleaños

Mañana el colegio se acaba. No voy a alcanzar a hacer lo que quiero para el aniversario de este blog. Arghh. Ni con el blog me resulta.
Este post fue solo un telegrama. Mañana al exacto mediodía declárenme libre.
Vamos que se puede. En realidad, vamos que se debe.

Thursday, December 01, 2005

Llegó Diciembre.

No puedo mentir. No puedo decir que se me pasó el año volando y que fue como si ayer estuviera comiendo wantanes para el 31 de diciembre. El año es largo. Todavía quedan miles de millones de cosas por suceder. Desperté hace como una semana y dije: el 1 de diciembre es un día especial. 17 días para que esto cumpla un año, es la confirmación de que sí puedo llevar un proyecto adelante. Con sus altas muy altas, sus bajas muy bajas, y sus medias muy medias, estoy aquí, tratando de hacer memoria recopilatoria.

Todos están estresados. Hartos de todo. Incluso mi vecina que pone reggeton a todo volumen y que gracias al apareamiento de las casas, logro escuchar. Se nota que lo están. Se nota en los blogs, ya no postean mucho. Ni yo estoy posteando como usualmente hacía. Releyendo mi agenda en los meses de verano, dice algo como esto:

"Hoy posteé 5 veces en el blog, y mañana debo postear de nuevo"
Todavía no puedo creer que posteaba todos los días. El verano me abre muchas puertas. Pero me abre también una que me da miedo, la puerta del Tercero Medio. Una que me dice: si acá no logras lo conversado, estás frita. Adiós vocación, adiós Santiago. Pónte las pilas de una vez por todas si no quieres andar llorando como estúpida fracasada". Pensar que aún no cumplo 15 y tengo que estar pensando en todo esto. Es algo raro. Porque veo a mis pares etáreos y felices de la vida celebran su licenciatura de Octavo. OCTAVO. El curso que me cagó la vida.
Algún día haré un recorte sobre eso. Recuerdo que en esos días del 2003, me puse a escribir una suerte de novela autobiográfica que nunca terminó de escribirse, en un cuaderno chico de Mickey. Le había cambiado el nombre a todo, yo me llamaba Josefina. Creo que por algún lado debe estar.

Pero volviendo al tema. Diciembre. Ese mes que todos ansían pero aborrecen a las vez. Las pruebas finales, los exámenes, las pruebas de síntesis y coeficiente 2. La Navidad, la comida rica, la cena, los regalos, la familia, los amigos. ¿Qué es más terrible? Ustedes deciden.

Y ahora, un compilado/ensalada de cosas estúpidas (esto puede ser omitido en su lectura):

no tengo pruebas mañana de puro milagro/me duele la espalda/mañana estaré 10 horas y media en el colegio/licenciaturas que me emocionan como imbécil/al coro tengo que ir correctamente uniformada/pelotudo rector pervertido que quiere que vayamos sin medias/tengo que gastar plata/maldita pubertad/quiero dormir/tengo insomnio/me duele la cabeza/leer un buen libro/conseguir una filosofía de vida/retroceder el tiempo/control+alt+suprimir/la parábola del feedback/las columnas que aún no hago/los cuadernos que rayé/la rabia contenida/el uniforme manchado/las fiestas con repercusiones/el pan con palta/mis obsesiones frustradas/mis sueños de ser fanática.


todo deshecho.
en Diciembre, es así.


papelera de reciclaje.

Stf.-