Un racimo de uvas

Un racimo de uvas, por los tiempos venideros, donde todos esperan el triunfo, el sabor de la victoria.

32 Uvas verdes, empolvadas y sin pepas, casi camuflan al excesivo viento que corre.

Abres las ventanas para demostrar valentía, pero más que conseguir eso, la brisa te regala una pulmonía de al menos mes y medio.

Con 28 uvas verdes y lavadas caminas, seguro de tí mismo, le sonríes a las aves inertes que yacen en el pavimento. Nada te detiene. Sigues el camino y el discman en Rewind.

Postrado en tu áspero lecho esperas que un doctor con poca experiencia deposite una jeringa en tu muslo izquierdo. Un ligero pinchazo.

Con Suede en el minuto 2:23 y 13 uvas en los dedos llegas a tu destino final. Son altas esas colinas, puedes ver toda la ciudad desde ahí, pero, ¿Pueden ellos verte a tí?

Mientras te adormece la anestesia, sientes que un montón de resortes brincan por tu cerebro desorbitado. Son recuerdos pasados y futuros frustados, que al mezclarse te despiertan de golpe. En ese momento te das cuenta de que estás vivo.

6 uvas casi pasas y 3 de ellas mueren bajo lamentables circunstancias. Te inclinas ante el vacío, respiras una bocanada de aire, te preparas para tu encuentro con las nubes, o el concreto. ¿Dónde llegas?

Una pepa de uva gira por alcantarillas, esquiva a las hormigas y llega hasta tu boca, provocándote un asqueroso sabor a muerte.