I
Queda un día para que esta casa huela a papas duquesa y a un rico helado, o la invención del año. Para que el piso del living se llene de papel de regalo y para que las tarjetas se caigan al suelo. Para que escuchemos el Jingle Bells bajado del computador y para que conversemos lo que nunca hacemos en la mesa, porque no comemos en la mesa. Somos un autoservicio, un buffet de familia. En Navidad, al menos, nos juntamos las cuatro mujeres habitantes de la casa a comer algo rico y quizás sin peleas. Al ritmo - también - de un midi inquieto que nos ofrece ese árbol verde, situado al lado del teléfono. Puedo ver mis regalos, a contraluz. Sé lo que son, pero es bonito cuando pones cara de sorpresa y alegría. La verdad es que me gustan, han acertado, lo sé, si tampoco me desconocen tanto. Mal que mal, vienen tratando de desenmascararme desde que nací. Es que yo tampoco soy tan difícil de entender, pero si tuvieran más paciencia esta familia no se habría venido abajo como lo veo venir desde que empezó el siglo. Me cansan los interrogatorios de preguntas que no quiero responder, pero me es fascinante cuando hablan de cosas que me interesan y que ignoran. Llamé la atención durante mucho tiempo de millones de formas, ahora me encontré. Supe qué era lo que tenía que hacer y cómo lo iba a hacer. Agradezco ese gen "llevador de ideas" que llevo inyectado por alguna de mis mitocondrias, no sé, nunca fui buena en biología como mamá.
II
Otra vez es Navidad y cada vez tengo el corazón más pequeño. La curiosidad me mató al viejo del traje rojo hace mucho tiempo. Nunca me crei ese cuento y no por ser más inteligente que el resto, sino que porque yo tenía la leve sensación de que el señor te traía exactamente lo que querías. Y a veces yo pedía cosas abstractas, intangibles, y no llegaban. Entonces fue ahí cuando me di cuenta que el señor aquél no existía, pero que era lindo pensar (bobamente) que había alguien que, a pesar de todo, te iba a entregar lo que querías si luchabas por ello. Era como creer en un Dios, el creer en el viejo de Navidad. Por eso hay tanto niño esperanzado. Vi en las noticias, hace poco, que algunos niños en el campo no sabían nada de la Navidad. Los padres preferían aislarlos de aquello para que no sufrieran si no recibían un regalo consistente en la Barbie más moderna o en el autito a control remoto más choro. Y después llegaban a la ciudad, y pensaban que lo que los papás habían hecho era lo peor de la vida. El negarles la posibilidad de creer, y por pura venganza, desde el primer momento trabajaron horas extra para que sus hijos tuvieran sus regalos. Que comieran frutitas con crema de postre y que el computador última generación no les faltara cada año. Y al final se dan cuenta que era mejor no haberles dicho nada.
III
A veces celebramos la Navidad en la mañana, a la manera americana. Con panqueques y leches con chocolate y cara de trasnoche. Abriendo los regalos en pijama porque mamá había estado de turno en la noche. Con el queque y el pie recién sacados del horno, con el olor a naranja más profundo y dulce que habían olido hacía años. Mamá llegaba, con su uniforme de enfermera y cara de haber atendido a media ciudad, se servía un té y enrollaba su panqueque. Le echaba manjar en las orillas, como los cuchuflíes que venden en la calle. Me decía que era mejor comerse eso a hartarse con el azúcar, mientras yo rellenaba mi panqueque, que ya estaba bastante gordo y en vías de romperse.
Y era un desastre todo eso, porque al final, terminábamos nuestra odisea culinaria a eso de la una de la tarde, y el hambre del almuerzo recién llegaba a las seis, y todos los platos sucios se encontraban aún apilados en el el lavaidém, sin intención alguna de ser enjuagados para una nueva comida. Creía que podía quedar un resto de crema chantilly en el refrigerador, pero nos habíamos comido todo. La Navidad ya llegaba a su fin y yo me la comía a cucharadas. Casi como el manjar.
11 comments:
claro y yo paso la navidad solo. rayos. pero el 2006 la reventaré y seré hombre del año. yo sé.
cállate jotacé me sales hasta en la sopa
olo estefo
Bonitos recortes Navideños.
Fue entretenido leerlos.
Whatever...
FELIZ NAVIDAD!
Au revoir stf.-, see you.
Yo tampoco crei en el viejito y no siento que me haya querdado ningun trauma por eso. En todo caso la navidad para mi siempre ha sido mas que los regalos..porque mil veces es mas rico compartir con tu familia (sea como sean) que recibir los regalos en tu casa solo.
Feliz navidad pues!
saludos!!
por lo visto las fiestas siempre se relacionan a la comida, creo q mas q cn los regalos, siempre quedan recuerdos por la cena de navidad, año nuevo, etc.
felices fiestas, come harto xD
con decirte que un compañero de curso me contó la semana pasada que su mamá hará papas duquesa, concluí que la mayoría lo hace en esta fecha. ultrachorohiperestelar
Navidad, calurosa navidad [en san felipe mas o menos xDD]
Felices fiestas [te lo hubiera dicho antes, pero bue, mejor tarde q nunca :S]
Yo descubri la verdad tras el viejujo de rojo como a los 4 o 5 años :s
Pero siempre sospeche de el
En fin
Buen posteo
Y comi papas duquesas xD como lo dijo Catalina Pimentel xD
Saludos
La Li Ho!
oh, llegué aquí gracias a pimentel y me gustó este lugar.
lindo escrito; talvez no lindo, pero si, de alguna forma, me llegó en sierto modo.
saludos.
by:
Shuichi Himeko
P.S: pedir cosas abstractas para navidad, grave error que cometemos muchos.
espero que esta navidad haya sido bonita, que lo hayas pasado de la mejor forma posible. me gusta leerte.
yo nunca como papas duquesa... cualquier comida que tenga como apellido algo de la realeza me carga... sobre lo del viejo pascuero ql, lee mi blog...
saludos...
(y.espero.feliz.año.nuevo)
Siempre he querido celebrar la navidad de la manera americana. Me gustaría saber qué se siente despertar y correr en pijama a abrir los regalos con toda la familia, tomar un rico desayuno, etc. Sería interesante probarlo algún día.
Saludos, STF.-
Post a Comment