Crónicas de Supervivencia a los Fines del Mundo

Bien largo el título. Es que así nadie puede. Lo bueno de este graaan aislamiento bloggístico es que mis notas ascendieron bastante, lo que me pone algo más tranquila. Todavía me quedan cosas por hacer, como repasar aquel resumen sobre el sistema nervioso y leer un poco más del tipo que inventó a otro para hacer negocios buenos, pero le hago caso al postulado de mi chulísima agenda escolar: alterna períodos de estudio con períodos de descanso. ¿Es fácil descansar? Mmm, yo digo que no. Siempre que tengo el tiempo para descansar, siento que en realidad me falta algo que nunca consideré o que descansar no existe, en consecuencia: no descanso ni cuando puedo hacerlo.
Esta semana en la Papaya Central han habido todos los climas imaginables a excepción del tropical y como que todo el mundo anda hablando sobre el fin del mundo y yo poco les creo. ¿Qué hay del 6/6/1666? Que yo sepa el mundo nunca se ha acabado. O quizás sí. Cuando tenía ocho años y decían que el mundo acabaría el 2000 porque todos los sistemas se habían configurado con un 19_ _ , yo no les creía. O sea, no es que yo fuera genio ni nada, sino que creía en el fin de la raza humana, pero el mundo nunca se va a acabar. Creí que iba a haber un terremoto tan grande que mataría a toda la población, y eso en parte sería el fin de nuestro mundo. Quizás eso quieren decir cuando quieren anunciar el fin. Y qué sé yo sobre eso, lo único que tengo claro es la presencia inminente de mis guías de Realidad Nacional tiradas en la mesa del comedor y el "maletín" (que vendría siendo un gran portafolio de todas las guías) cerrado con cara de (claro, si tuvieran cara) "ya pueh, estudia". Y sí sé que tengo que estudiar, y estoy estudiando, así que no me vengan a molestar objetos inanimados. Si esta cuestión no es serie gringa de bajo presupuesto. Esto es la vida real y como parte de esa vida puedo decir que hoy me pegué en el ojo por escapar de una abeja, el almuerzo estaba aguado y los profes me pelan descaradamente. Hoy fuimos al "salón" del colegio (que en realidad es una sala muy grande que se usa como casino y donde está el increíble Dolby Surround 5.1 Home Theater o sea como sea el orden en que se tenga que decir) a ver Troya y es re fome, si me habían dicho; ¿Qué iba a hacer yo, si es la unidad que estamos viendo en Historia?: "Sabe qué profe, está bien viejo el señor Pitt, por qué no mejor nos trae unas presentaciones en Power Point y copiamos todo?" No pueh, eso no se puede hacer si se quiere seguir con vida en el colegio. El viernes tengo que ir en la tarde, tres horas y con la garganta bien mala, a hacer como que soy soprano y a ganarme un siete en música. Y me acabo de morir y revivir de miedo porque estas casas son pegadas y están martillando no sé qué cosa. Y creo que ya es como mucho del template, el pelo ya no lo tengo así y de Santiago ya volví, y fui bien pava también. A seguir asesinando al pasto de la Plaza de Armas (de La Serena) y a escuchar música que de rara y desconocida no tiene nada. Para variar, viviendo mis propios fines de mundo.